Av. del Libertador 1031, Vicente López, Pcia. de Bs. As.
NUESTRA HISTORIA MAS DE 130 AÑOS
Buscando un nuevo mundo
El retrato de Verdi, regalado a la sociedad, no sólo simbolizaba toda la música de su época, sino que era, para toda la Italia trabajadora, la imagen viva de la libertad.
La Italia del 80 que ellos habían dejado, estaba envuelta en una profunda crisis económica.
La construcción de los ferrocarriles del Mte. Canis y Mte. Brenero habían expuesto a Italia a una competencia de productos y en poco tiempo se viera obligados a competir con mercados más amplios y de mejor calidad. También, al aumentar la cantidad de carga transportada por mar con los barcos a vapor, a mucho menor costo, los cereales que venían en grandes cantidades de América y Rusia, destruyendo el equilibrio de la economía agrícola, ya que en las amplias planicies de estos países se daban enormes cosechas para la agricultura y las industrias agrícolas.
Italia descubrió que no podía pagar la importación de elementos esenciales como el acero y el combustible. Por lo tanto, se anuló el contrato comercial que la unía a Francia, para poder tener una mayor independencia de intercambio con otros países, lo que motivó una carencia total de artículos metálicos esenciales para las industrias y el consumo doméstico. Para poder obtener subsidios se pusieron impuestos muy elevados. Estos subsidios y los impuestos cobrados iban para mantener industrias parásitas, que ya no tenían demanda internacional. Al mismo tiempo, en las zonas de Terni y el Ligure se aumentó notablemente la fabricación de artículos de metal de buena calidad, hasta tal punto que excedía la demanda de los mismos. La otorgación de subsidios había establecido una cadena de corrupción cada vez mayor.
A1 mismo tiempo, una peste desconocida hasta la fecha denominada «philoxera » destruye la mayor parte de las vidas y el vino desaparece como insumo exportable, mientras que Francia, liberada de su contrato comercial con Italia, importa a un precio mucho menor vino y seda de Argelia y así abandona definitivamente el mercado italiano. Interesado por la excelente producción de artefactos de metal, el estadista Crispi, vislumbra la posibilidad de crear una nueva industria italiana, y comienza a proteger la incipiente de fabricación de armamentos.
Esto era lo que ocurría en la década del 80 en Italia. En realidad esta crisis continúa y la subversión de valores tradicionales en materia de comercio e industria no sólo golpeó trágicamente a los campesinos, sino que se hizo sentir muy especialmente en las clases intermedias, los especializados, administrativos, pequeños comerciantes, y empleados. Para ellos no había seguridad alguna, el trabajo era esporádico e inseguro, sujeto a grandes presiones y a un futuro cambiante.
Es lógico entonces que buscaran un nuevo mundo donde abundaran todas las oportunidades para aquellos que buscaban trabajo y un futuro basado en la acumulación y la perseverancia.
En este clima de profunda crisis es cuando la Argentina abre definitivamente sus puertas a la inmigración, y es cuando, con una mirada cargada de lágrimas los ojos de los italianos veían desaparecer en el horizonte el puerto y las colinas de Génova «La Superba».
En alguna parte, una mandolina, en los corazones, junto a la tristeza del adiós, una pequeña alegría, la fe en un futuro que se abría en América y que cada vez más se iba cerrando en Europa.
La competencia durante el carnaval entre las comparsas era intensa. No solamente se lucían las comparsas por sus trajes y sus carros, sino que cada una de ellas llevaba orgullosamente la identificación de la colectividad que representaba. Eran exponentes de alguna forma cultural que se había «importado» a Buenos Aires. Los nombres identificaban a nacionalidades, oficios y regiones. Es alrededor de 1891 en que hasta las comparsas más humildes tenían un estandarte lo más lujoso posible con el cual se lucían, y comunicaban su potencia económica y su buen gusto. Había comparsas que no llegaban a poder alquilar un carro y que, desfilando a pie, todos con el mismo atuendo, podían ostentar un enorme y costoso estandarte de seda bordado con su identificación.
Es de suponer las rivalidades que se creaban entre estandartes, ya que en 1892 el «Orfeon Gallego» estrena un bordado con hilos de oro y sedas. No tarda mucho la Sociedad en decidirse a invertir parte del capital cuidadosamente administrado en uno superior al de las demás sociedades. Es así que al cambiar la comisión en el año 1893, en la reunión del 17 de Abril se decide la compra de un estandarte para la Sociedad y se forma una comisión de tres miembros que, con un aporte de dos donaciones de $ 100 encabezan la lista para la recolección de dinero que será utilizado en pagar la confección del estandarte.
Es en esta época del III° Aniversario del Club cuando se hace ya muy patente que se necesita una gran habilidad para conseguir en las fechas en que se quieren realizar bailes o festejos, los salones más apropiados por espacio, ubicación y acústica para poder seguir dando bailes y recaudando fondos. No siempre se consiguen en las fechas en que se planea una reunión, y de las actas se desprende la agilidad y acentuada comunicación entre los miembros de la sociedad y aquellas que tenían buenos salones para alquilar, muchas veces obteniéndoselos en trueque por el «Conjunto musical» de «I Trovatori».
Así se sueden algunos meses en que el intenso mal tiempo impide todo tipo de reuniones, inclusive la de la comisión directiva. Mientras tanto se siguen buscando donaciones para poder financiar el estandarte de la Sociedad. En el mes de noviembre se ofrece un sastre a la Sociedad para confeccionar los trajes de Carnaval, trajes que una vez discutido y aprobado el proyecto general de la comparsa se podrían pagar en varias veces.
Una comparsa en esos carnavales tenía una serie de compromisos con el grupo que convocaba. Era sumamente secreta la idea regidora que se aceptaba luego de diversas sugerencias y discusiones para poder coordinar los trajes de todos los componentes, la decoración de los carros y hasta las marchas, las letras y las músicas de las mismas.
Las rivalidades entre uno y otro grupo eran fuertísimas y cada idea era prácticamente un secreto celosamente guardado. Se competía por muchas cosas a la vez. No sólo se daban buenos premios en oro, plata y Zafiros, sino que se organizaba la circulación por diversos corsos, circulación contemplada por las sociedades para hacer altos en algunas casas de amigos o asociados que los invitaban a comer golosinas, refrescarse y a los cuales se los agasajaba con música y deteniéndose frente al domicilio, donde sí había un palco al frente de la casa como era la costumbre, se lucían los dueños de casa con sus mejores galas.
Pasar frente a algunos lugares era ser convidados con bombones o dulces y otras golosinas con los que se homenajeaba a los músicos, compitiendo con sociedades de españoles, artesanos, connacionales de otras regiones, etc.
Esta situación lleva a la Sociedad a tener dos corrientes de socios. Los adherentes y los «socios músicos» que eran aceptados como tales debido a que ejecutaban algún instrumento y podían formar parte del conjunto musical del club. A estos se les escribe un pequeño reglamento interno para que los músicos sean cumplidores con las necesidades sociales del club.
El estandarte insumió un total de 780 pesos, contemplándose el uso de falla de seda, piedras incrustadas en el bordado, confeccionado por la Sra. Bulleri y pagado en varias veces, se le borda con sedas uniendo los colores de la bandera italiana y argentina.
Se lleva a cabo una reunión social en la cual se presenta el estandarte que se conserva enmarcado en la Secretaría de «I Trovatori» actualmente, nombrándose madrinas y decidiendo no tocar himno alguno y sí encargar unos botones de raso para distinguir a los miembros de la Comisión, los que los llevarían en sus solapas. (Mayo 28, 1894)
Es motivo de gran orgullo para la sociedad, hasta tal punto que al estandarte se lo expone en el escaparate de una casa de negocio que está ubicada en la calle Florida. Esto ocurría a medidados del año 1894, cuando ya se había decidido costearse mensualmente el costo de los trajes de carnaval de los socios que participarían en la comparsa del año siguiente.
En Septiembre del año 1894 el estandarte vuelve nuevamente a representar honrosamente a la Sociedad, distinguiéndose en el escenario del Teatro Politeama Argentino durante el homenaje a Donizetti, en que además se portaron las banderas italianas y argentinas.
A fines de octubre, ya planeada la idea central de la comparsa que ha de desfilar en el carnaval de 1895 se calcula el costo de la góndola que desfilará. Es notable la importancia del estandarte en el nivel de excelencia que la Socie dad incorpora a la organización del carnaval del año 1895. Verse encabezados por algo tan lujoso y de tal nivel estético y artesanal, les inunda de un enorme orgullo. La comparsa debe estar a la altura de su estandarte, y es este el que representa el fino nivel de la sociedad instrumental y coral «I Trovatori».
Se ordenan pelucas, el sastre prueba las ropas, se compran flecos, telas para tapizar el carro, fuegos artificiales, palomas para una suelta, se contratan jinetes, se cosen y diseñan trajes para guerreros, etc. Se ensaya, pinta, serrucha, martillea, se encuentra un tenor, dos arpistas con enormes arpas mayores, un mueble para sostener el estandarte, luces de bengala de un metro y 3 colores y se pone en marcha la comparsa de «I Trovatori» del año 1895.
Es importante para nosotros, socios del «I Trovatori» a cien años de la funda- ción de la Sociedad, comprender que debe haber sido muy alto el nivel musical de la Sociedad, no solo para amenizar bailes y reuniones sino como conjunto lírico, afiatado y que conocía sus posibilidades y limitaciones. Tenía su propio coro, pero necesitaba una voz de tenor profesional para mejorar su presentación. Tenía un-sinnúmero de intérpretes que habían ensayado las piezas constantemente. Pero incluían dos arpas mayores con sus músicos y una trompa que indudablemente anunciaba la entrada de la comparsa a los corsos y los recintos donde debía presentarse. Esos momentos en que la llamada del trompa se imponía sobre el ruido del corso y en que los vecinos y otras comparsas dirigían su vista a la entrada, deben haber sido especialmente emocionantes para los primeros «trovadores». Arrancaba el cano solemnemente arrastrado por los caballos fuertes, bien lustrados y adornados y con sus luces y el brillo de las sedas, los dorados y la pedrería del estandarte. Entraban «I Trovatori» al compás de mandolinas y guitarras entonadas y voces masculinas y musicales coreando sus marchas. De todo este sonido afiatado no queda nada, no se ha logrado rescatar un solo trozo de pentagrama.
A partir de 1895, en que la comparsa de la Sociedad Italo-Argentina «I Trovatori» obtiene excelentes premios, comienzan a hacerse excursiones de todo tipo. No solamente se iba a pasar el día al vivero municipal, en Palermo, sino que se fletaba un vapor ex-profeso para llegar a Carmelo, a la Isla Flora, al Paraná Mini o a cualquier otro lugar del Delta. Finalmente, los bailes se hacían en el Salón «La Argentina» cuya ubicación y acústica eran inmejorables para la sociedad.
¡Que lindo para «mangiar» a la sombra!
En el año 1914,1a Comisión Directiva, con Ansaldo y Morena visitaban la costa de Vicente López, pues estaban interesados en la venta del lote que actualmente tiene la pileta Yanco, pero al saber el precio que se pedía volvían muy desilusionados a Buenos Aires.
Estando en la estación de Vicente López le comentaban al jefe que están buscando algo para alquilar que fuera cerca de la costa y de la estación. Este les dijo que había una casita que pertenecía a una señora de Fernández que se ofrecía en alquiler y que él tenía la llave, por si querían visitarla. Ansaldo y Morena cruzaron la calle que en esa época se llamaba Iosé C. Paz y visitaron la propiedad. Viendo el terreno que ostentaba muy buenos árboles, Morena que era un bon-vivant extremadamente gordo exclama «¡Que lindo para «mangiar» a la sombra!“
Ansaldo que ya había recorrido la casa le contesta «¡Adesso parla minga de mangiá, lascia fare a mé qui «I Trovatori» a fonda el áncora e non la leva maipiú e non ti dico altro!»
«A hora no me hables de comer, dejame hacer a mí aquí l Trovarori, tirar el ancla y no levarla jamás y no digo otra cosa.»
Fueron en busca de la dueña de casa y después de un breve regateo la Sra. les deja el alquiler del terreno y la casa que era espaciosa y bien conservada en $ 150.
Ansaldo y Morena reúnen a la Comisión y les explican las condiciones del alquiler y la ubicación de la casa y el terreno. Pero la C.D. opone toda serie de reparos a establecerse. Que el camino de tierra era impasable desde la estación en días secos por el polvo y en días de lluvia por el barro, que el río inundaría todo y se llevaría las cosas haciendo imposible la permanencia de la Sociedad allí, etc.
«¡Cristo! ¡Si prendono per chanta puffi que están opinando sin antes efectuar el «Veni-Vidi-Vinci» que hemos hecho nosotros! – ¡Que non semo cunte musse, eh?!»
En esos años, las familias de Fumagalli, Mascheroni y un grupo de amigos de estos solían ir al Tigre a pasar los domingos, desde hacia algún tiempo, dejando su ropa y enseres en los fondos del «Almacén del Norte» de los hijos de don Guisetti, para ir a bañarse y comer a la costa del río.
Al enterarse de la aventura que pensaban emprender Ansaldo y Morena, Fumagalli decide visitarla costa de Vicente López y le impresiona lo hermosa y cómoda que es ya que queda muchos más cerca del tren y de la capital. En ese momento, se incorporan Mascheroni, Fumagalli y sus amigos a la Sociedad y Ansaldo decide el alquiler de la casa y el terreno obteniendo una rebaja, pagándose 130 pesos mensuales de alquiler.
En esos años se veía antes de la estación la barranca del Jardin Dordoni y la construcción del denominado «Castillo de Vertiz» que luego se transforma en el Edén Hotel. El problema del transporte se soluciono con la colaboración del Ferrocarril, ya que los trenes pasaban por la Estación Vicente López sin detenerse. Fue así como a pedido de los socios se hizo la deferencia de ordenar parada en Vte. López el domingo por la mañana y otra parada el domingo por la noche a determinada hora en que se congregaban los socios ya sea en Retiro o en Vte. López a una hora prefijada, comunicándosela de antemano al Jefe de Estación en Vte. López por la mañana desde Retiro, y por la noche desde Tigre. En las memorias de Angel Fumagalli este habla del «Descanso Dominical» que hacían en la costa los miembros de la Sociedad. Comentaba que era un espectáculo ver la llegada de la Familia de Ansaldo a la estación. «Cada uno de los chicos llevaba un paquete, y los dos mayores, atravesada el asa por un palo portaban la enorme cacerola que serviría para cocinar.
Era llegar a la casita y comenzar todos a trabajar, algunos buscando leña, otros preparando la comida, 0 cocinando, bombeando agua, y los mayores reconstruyendo el terreno destinado a las canchas de bochas que el río constantemente barría y cambiaba». En poco tiempo estaba todo organizado y el descanso dominical que se había enfrentado con gran energía y organización comenzaba. Buena comida, sombra fresca, juegos en una cancha de bochas, siempre diferente a la del domingo anterior, los niños jugando, el río cerca, algo de música, pesca. ¡Qué más se podía querer!?
De a poco y con gran esmero comienzan a hacer mejoras en el terreno y en la casa. Pero en el mes de Agosto de ese año una sudestada barre con todo. En esos momentos sólo la voluntad férrea de los socios decide la suerte futura del Club. Ansaldo obtiene una enorme rebaja en el alquiler del terreno ya que baja a $ 50 por mes. Conociendo las posibilidades de futuros desastres, los socios toman precauciones especiales cuando comienza el otoño, pudiendo salvar lo invertido durante algunos años.
La sede de Vicente López se transforma en el nuevo centro de reunión, especialmente en las fiestas de fin de año en que se dan bailes muy dos, con orquestas profesionales, y día de Reyes con aportes de los repartos de juguetes a los niños de zona y a los hijos de los socios del Para Carnaval se llevan a cabo bailes disfraz, premios y menciones con gran animación, con el fresco rió al lado una excelente iluminación eléctrica, y línea telefónica propia: el número U.’I’. 40 – Olivos.
Entre otras cosas se decide levantar medianeras para impedir el paso de carros por el terreno, se plantan higueras, rosales, numerosos arbustos de adorno y se realiza un trueque, obteniendo una muy necesaria verja o portón de hierro a cambio de un aviso que podia divisarse desde la estación. Pronto se hizo muy conocido el Círculo por poseer un excelente buffet, ya que el mismo era administrado por la confitería «París» cuyo dueño, Sr. Pedro Vercesi era socio de la institución.
Durante esos años las sudestadas del rió castigan severamente a la costa, hasta que en el año 1923 una crecida descomunal llega a cubrir los pisos de la casa con 50 cms. de agua, arruinando todo el trabajo llevado a cabo tan sacrificada y pacientemente. Es en esta ocasión, en que el cuidador del local debe pedir auxilio a la Municipalidad para ser evacuado y trasladado con algunas pertenencias hasta el andén de la estación, desde donde vigila la propiedad, turnándose dos socios durante dos días y dos noches para vigilar.
Es en este año, 1923, en el que Fortunato Ansaldo decide comprar la propiedad para poder tener plena posesión de ella y comenzar a construir defensas que la pueden proteger del río. Hombre de voluntad férrea, explica»Chi la dura la vinci» y es así que en por Abril de 1923 es adquirido por el Círculo el local social de Vicente López y se toma posesión del terreno. Son, al fin, propietarios de su propia sede social, y del parque que tanto habían cuidado y embellecido, de todo un terreno propio que desembocaba en la fresca ribera del Río de la Plata.
A partir de ese momento, los bailes se suceden y las obras para contener el avance del río durante las sudestadas se llevaban a cabo, ampliándose la entrada al local, ya que muchos socios venían en auto y lo estacionaban dentro de los terrenos del club. En el boletín del mes de Julio de 1923 se publica con enorme orgullo que se pudo detener la sudestada debido a las obras de defensa que se habían realizado. El río no solo era motivo de preocupación y esparcimiento, sino que durante las bajantes, la comisión tomaba varios peones y presurosa, retiraba carros de tosca y arena que luego servirían para seguir mejorando el murallón que defendía las instalaciones.
Finalmente, se escritura en nombre de la sociedad Circulo «I Trovatori» por un lado y el señor Fortunato Ansaldo por la parte vendedora toda la propiedad que existe hoy en día.
A partir de ese momento no cesan las mejoras, siendo una de las principales y debido a la casualidad, ya que del lado derecho del local el río se llevó la arena de la playa, poniendo en descubierto los simientos del murallón de defensa que se había construido anteriormente. La bajante permitió que se recalzara con una base de hormigón para poder evitar así un posible derrumbe.
La pequeña crónica del Círculo queda anotada a través de los años en sus boletines. Hay toda clase de información. Las mejoras y los cambios se iban sumando y así es que, desde la compra de un tobogán para los niños, hasta la publicación en el diario «La Nación» de un rozagante socio de «I Trovatori», el Sr. Morena, atascado en el tobogán, con una feliz sonrisa, y un sombrerito Gath y Chaves para el sol. Era todo un ejemplo de felicidad sibarítica, del mes de Marzo, 1923.
Comienza un movimiento dentro del club de socios que piden la construcción de una cancha de tennis, que finalmente es aceptada. Se consiguen cien carros de escombros para el piso y en Enero de 1926 se inaugura, lógicamente fiesta y baile.
Es en ese año, en que la moda femenina había sufrido notables cambios, sobre todo para la vida al aire libre, en que se publica en el Boletín de Junio una nota referida a una teoría del profesor de Praga, Prof. Schnursbart; «Das Haar und die Zukunftgral», en la cual expone que; «Recortar los cabellos continuamente determina la evolución de los vellos de la cara, el crecimiento de barba y bigotes».
No tenemos noticias de que en ningún pueblo ni en ninguna época antes de ahora, las mujeres se hayan cortado el cabello y esta es la única razón de que nunca hayan tenido barbas y bigotes». «La costumbre actual de las mujeres de cortarse el cabello y aún de afeitarse la nuca les hará brotar a-péndices capilares que aún no tienen y que ese brote llevará a tener barbas y bigotes en la cara».
En el mes de Noviembre del año 1930 se presenta un «Proyecto Relámpago» para tener canchas de bochas techadas, y se expone el dibujo de cómo va a quedar. Al pasar el tiempo se siguen dando bailes y alegrando los banquetes y reuniones del Círculo con la compra de una «nueva Radiola ortofónica» y en Abril de 1931, se instalan kioskos y dos poderosos reflectores.
En el mes de Abril de 1942, el socio Francisco D’Alessio dona al club un sillón de peluquería para uso de los socios.
El carnaval del año 1944 muestra una enorme nave instalada en el terreno del Circulo, iluminada y dando la más perfecta impresión de que había entrado y varado en el club. Algo único, y difícilmente superable, ecos de la perfección con que «I Trovatori» había armado su comparsa y su aparición en carnavales del pasado.
Nuestros carnavales
Círculo, a la vez respetuoso y divertido, era un gran incentivo para que familias enteras, tanto los abuelos como los más chicos, vinieran desde Retiro, ocupando totalmente los trenes que quedaban prácticamente vacíos en la estación Vicente López.
Para las jóvenes de la época, el lograr ser invitadas por amigos o familiares al «I Trovatori» era muy importante. Esas señoritas que venían a los bailes de Carnaval, entre personas cómodas y felices, muchas veces conocían a sus futuros maridos bailando en el Patio Porteño con algún deportivo muchacho del «I Trovatori».
En la pequeña crónica del club se recuerda como todos ayudaban hasta último momento para poner al club en orden, hasta el último rincón listo para recibir las visitas que llegaban a los bailes de Carnaval. Cuentan los socios vitalicios que siendo las baldosas del Patio Porteño muy «pesadas» para bailar, llenaban el piso de trozos de velas, en escallas, las que, a medida que se bailaba, iban encerando y suavizándolo, para lucirse mejor los bailarines.
Durante los meses de invierno, especialmente en Julio, con motivo de la fecha patria, se alquilaban los salones del Alvear Palace en la Capital para tésdanzantes que renovaban los lazos sentimentales iniciados durante el Carnaval en Vicente López.
Durante el mes de Mayo, el día 1° de Mayo, los socios del club se apropiaban de la cocina y una formidable cantidad de verduras frescas entraba, picada y sazonada, a grandes ollas, sirviéndose un tradicional «minestrone» que era orgullo y envidia de toda la costa de Vicente López. Pero los inviernos tenían un hálito de tragedia para los socios del Círculo.
En los meses de Junio-Julio las temidas sudestadas se adueñaban del club, sobrepasaban el murallón cuando no lo destruían e inundaban por napa surgente, o por lluvia y viento, 0 por el oleaje del río, todo lo que se había construido, reparado, instalado. Año tras año, el recambio de gran parte del tendido eléctrico, del rebobinado de las bombas que se agotaban trabajando y la reposición de zócalos, cura de pisos y cimientos insumía las ganancias obtenidas con las fiestas, solventándose lo demás con donaciones, ventas de rifas, bonos y acciones, que los mismos socios de la institución cubrían de sus propios bolsillos.
En los cien años de existencia de esta institución, el Círculo «I Trovatori» jamás pidió subsidios, se hipotecó o pidió préstamos a terceros. Siempre, año tras año, vio cómo las sudestadas barrían con el esfuerzo tesonero, con las obras que realizaban y comenzaban de nuevo con el mismo ímpetu, reconstruyendo el murallón, rehaciendo la cocina, los vestuarios, todo.
Los socios de «I Trovatori», descendientes de familias que habían cruzado el océano dejando atrás un país que ya no les bastaba a sus sueños de libertad y progreso, no le temían al río, ni al futuro de este país que habían elegido para fundar sus familias. El río, la hermosa ribera de Vicente López con su bosque de sauces, su fresca brisa de verano, su horizonte extenso, era amada y comprendida por los socios del «I Trovatori». Cuando llegaban con sus familias, por tren, por auto o colectivo, los chicos entraban corriendo, la alegría, la dicha de estar allí, junto a sus amigos y sus familias, con la ribera, los juegos y los deportes, era inmensa.
Hoy en día, nietas de ojos claros y mejillas tostadas interrumpen el juego de cartas de un abuelo con un beso sonoro y salen corriendo a jugar al volley.
Por estos tiempos se construye la cancha de Pelota Paleta abierta -sin techar- con las actuales medidas.
El Círculo se mantuvo década tras década como una institución familiar, donde las reuniones de fin de semana congregaban a deportistas en torneos de bochas donde instituía su propia copa «I Trovatori» y bailes familiares por la tarde, pero la falta de recambio generacional en la Comisión Directiva mermó un tanto su momentum hacia el futuro.
Es un club con una nutrida lista de socios vitalicios, socios que pusieron mucho más que la cuota social o el dinero de un bono o rifa. Era común que alguno pasara con su auto o camión y descargara una donación de cemento o azulejos 0 lo que le pareciera que podría ser de utilidad para la institución, o quien respondía con su propio dinero para cubrir el pago de alguna cuenta que el club debía pagar imperiosamente.
Estos «vitalicios» de «I Trovatori» reconocen que hubo un período, cuando los queridos «tanos» de la comisión Directiva, cuyas fotografías de rostros solmenes nos rodean, hombres de mirada franca, amplias espaldas y opulentas figuras, gente acostumbrada a trabajar intensamente, seguían manteniendo al Círculo con todas sus fuerzas, pero el país que habían ayudado a hacer, estaba cambiando y entrando en una época de gran desarrollo, un desarrollo distinto al que ellos habían conocido, necesitándose una perspectiva nueva y diferente para que el Círculo pudiera seguir avanzando.
La vista, las aguas del río, se alejaban cada vez más de los límites de «I Trovatori». Las necesidades de los socios cambiaban también. Ahora se aprendía a nadar… y el río era peligroso para nadadores aficionados, sus costas cada vez más lejos del murallón del club, la ribera descuidada y sucia.
Este período en la vida del club está perfectamente definido en estas palabras del socio vitalicio Leopoldo Jorge Drault.
1946 en adelante
Tristeza, pocos socios, poca actividad; sólo bochas mantiene su ritmo; los más jóvenes juegan un partido de basquet, paleta o tenis todos los domingos, constituyendo un buen entretenimiento tanto para los jugadores como para los demás que presencian los partidos.
A mediados de 1950 se produce un hecho muy auspicioso: se construye la cancha de tenis N° 2 (si bien, sin medidas reglamentarias por el camino de autos hacia el fondo). Es en este año en que toma mayor incremento la participación de los jóvenes en la vida social, algunos de ellos casi inesperadamente ingresan a C.D. (Horacio Ansaldo y José D’Alessio [h]).
Hay una corriente renovadora, que comienza a trabajar, a presionar con ideas nuevas (Héctor Brieht, Agustin Marino (p), Hermanos Escurra, José Canay, etc.) siendo uno de sus primeros éxitos el lograr la iniciación del relleno del primitivo bosque, con basura que los mismos socios nivelaban.
Las reuniones familiares recuperan su éxito llevadas de la mano de Armando Biasutti y Enrique Calvi.
El folklore, con su Peña «El Quincho» comienza a cubrir todos los fines de mes la vida social que se reúne alrededor de la mesa de los «paquetitos», que cada familia lleva para compartir con los demás, allí se juntan los que bailan los que bailan y beben y los más folklóricos, que bailan solamente, pero todos reunidos, y cada celebración de las fiestas patriasnos agrupa con entusiasmo alrededor de los símbolos patrios, el Himno Nacional y el tan recordado «baile familiar».
Los «minestrones» sirven para allegar fondos a las tristes finanzas societarias, pero también incentivan el renacer de la vida social lo mismo que las «Cenas de los matrimonios» y otras fiestas.
Pero Iulio de 1958 y Abril de 1959, serían fechas nefastas para la Institución; las inundaciones con niveles de altura del agua que marcan «records» para nuestro siglo, destruyen gran parte de las instalaciones; se organizan colectas pero no alcanza; la estructura social, encasillada por un «Estatuto» anacrónico que no respondía a la nueva corriente que se movía ya no daba para más.
Reforma del estatuto: (18-12-58). El cambio es trascendente: de una estructura de «grupo familiar» donde sólo el socio cabeza de familia tenía voz y voto, se pasa al amplio reconocimiento del derecho de voz y voto para todas las mujeres (se suprime totalmente la diferenciación por sexo) y para todos los jóvenes a partir de los 18 años; se da participación a las minorías en la C.D. y en general se democratizan todas las disposiciones estatutarias; un gran cambio se había producido, la masa de votantes se había quintuplicado, la sangre joven barría con una época muy tradicional, muy respetable pero que había olvidado que «no progresar es retroceder».
El nuevo Estatuto abriría también la posibilidad de reponer fácilmente y aumentar la cantidad de socios, mediante conscripción de socios. Era una medida de fuerza mayor, casi heroica, muy criticada, pero que financieramente permitió recomponer la tesorería del Círculo y proyectar progreso. Así, aunque con dificultades llegaron obras como: pileta de natación, nueva cancha
de paleta cerrada, cancha de tenis N°3, remodelación del bosque, construcción del quincho, cocina-camping, pavimentación de la cancha de basquet, etc.»
Leopoldo Jorge Bmult. Socio vitalicio
Es durante el año 1961, bajo la presidencia del Sr. Francisco D’Alessio que se reconoce la imperativa necesidad de construir una pileta de natación. Durante ese año se decide la construcción de la misma y se encomienda el proyecto y dirección de obra a los Ing. H. Raffo y G. Mazieres.
Este proyecto proponía la construcción de una pileta más alta que la cota más alta del rió durante las inundaciones, una verdadera plataforma de la cual se divisaría el río con su amplio horizonte y un solarium donde nunca faltara una brisa de aire fresco.
El año 1962 encuentra al club embarcado en la tarea de obtener fondos para poder responder a la enorme cantidad de pagarés que se debieron emitir para pagar la construcción del natatorio, que fue de un costo de tres millones de pesos de la época, incluyendo el equipo de recirculación del agua. El único capital con que contaba el Círculo para comenzar la obra era el provisto por la rifa de un automóvil Fiat, que había dejado unos pesos impensados, ya que el número ganador había quedado en el Club. Una nueva rifa y hubo una ganancia mayor que permitió comenzar la obra.
Una vez fijado un objetivo, los socios del Trova apelaban a toda su potencia creativa para solucionar al menor costo las dificultades que surgían. Asi es que, mientras se pedía tierra para rellenar la zona del Club donde se levantaría la pileta, descubrieron que tendrían que pagar a los camiones para que les trajeran lo que pedían, ya que coincidía con el pedido de tierra de otro Club, el de Boca, para rellenar los terrenos de la ciudad deportiva.
En esos día, la Municipalidad de Vicente López estaba realizando el dragado del Canal Bermúdez. Los camiones de tierra que se extraían, al no tener donde llevarla atravesaban toda la ciudad hasta la Boca.
Coincidentemente, la Comisión Directiva del Centro Asturiano tenía necesidad de rellenar una zona de su costa, reuniéndose la Comisión Directiva del «I Trovatori» con la del Centro Asturiano y pidiéndole al Intendente de Vicente López, Sr. Bothell, que les enviara la tierra, entrando por el Centro Asturiano y depositándola en la costa.
A partir de ese momento fue dable observar desde horas tempranas a camiones de todo tipo uno tras otro, cargados de tierra que bajaban por la calle Melo, a todo lo que daban, ostentando el cartel blanco y negro del Centro Asturiano. Durante esas semanas la Avenida Libertador veia constantemente interrumpido su tránsito por vueltas en U, a contramano, de una cadena interminable de camiones.
Hubo un momento en que se había acumulado tanta tierra que se pidió auxilio nuevamente al Intendente para que enviara una máquina para distribuir y apisonar lo que se había colocado en la costa de las dos instituciones.
Mientras se iba completando el natatorio no se descuidaban otras obras. La construcción de las mesas de comento que luego se ubicarían bajo el quincho y en la zona de parrillas se hicieron casi sin costo, fuera del material.
Tenían un molde ya preparado y la mezcla cerca, hecha con anterioridad al partido de basquet, paleta o tenis que tenían que jugar. De manera que, terminado el primer tiempo o si salían fuera del juego o al final del partido, siempre había alguien volcando la mezcla en el molde y alisándola. Donaciones intrínsecas de buena voluntad y ganas de tener las cosas bien hechas.
El día 13 de Enero de 1963, se inaugura la pileta de natación del Círculo «I Trovatori» con los mayores adelantos técnicos en materia de diseño y recirculación del agua, y según consta la placa que se exhibe es como «Homenaje a la Fe y el Esfuerzo». Desde el momento, en 1961, en que se decide su construcción, hasta el 13 de Enero de 1963 en que se inaugura, había pasado muy poco tiempo.
Esto se había podido llevar a cabo con una cantidad de socios en ejercicio en el período 1-7-61 al 30-6-62 de 1.286 socios solamente, y en el período del 1-7-63 al 30-6-64 habiendo aumentado la cantidad de socios en ejercicio a 1.729.
Durante el año 1963, un vendaval artero echa abajo la pared de la cancha abierta de paleta, que era a la vez, medianera con el Centro Asturiano. Inmediatamente, se encara la construcción de una nueva cancha de paleta cerrada con todas las comodidades necesarias. El viejo espíritu del «Trovatori“, acostumbrado a combatir contra las inclemencias del clima, vuelve a resurgir, creando su propio futuro a través de obras nuevas, sólidas, de excelente factura y firme proyección en el tiempo.
Trece años después…
El 29 de Septiembre de 1977, la Asamblea anual reunió trescientas personas. Fue una asamblea diferente a las de años anteriores, ya que en ella se presentó una moción por la cual se proponía cobrar una «Cuota de Obra» aparte de la cuota mensual que se le cobraba a los socios. La moción fue muy discutida, pero al ser votado había ganado por un margen de 20 votos.
Nuevamente el Círculo «I Trovatori» se ponía en movimiento, con la presidencia del Sr. Ariel Altarriba, el Vicepresidente Dr. Hugo Rodríguez Isarn y el Sr. Salvador Segura como Secretario. Es esta comisión la que inaugura la idea «lmpulso-Constructor», denominándose así porque enfrentaba realísticamente la necesidad de realizar obras importantes, mejoramiento de las ya existentes y creación de comodidades esenciales en la estructura edilicia del club.
A partir de esta asamblea, una nueva generación, apoyada por miembros de la generación anterior, tomaba a su cargo el futuro del Círculo con una dinámica sin desfallecimiento. Toda meta se cumple al poco tiempo.
Desde cambiar el antiguo piso de madera del Bufet, renovar la iluminación de las canchas de tenis, las calderas, etc., hasta planear la construcción de nuevos vestuarios para los asociados. Los vestuarios que se tenían hasta el momento estaban debajo de la pileta, pero a merced de inundaciones y la infaltable humedad del río, eran incómodos, y los de caballeros sumamente peligrosos por la cantidad de desperfectos eléctricos que la humedad producía.
En 1978 comienza una etapa crecíente en la vida del Club. Gracias a la importante tarea del arquitecto Patpatian, socio del Círculo, que confecciona y dirige la obra totalmente «ad honorem» se construyen los nuevos vestuarios para las familias que concurren al Trovador.
Pero ahora no se trata de vestuarios elementales, sino verdaderas instalaciones proyectadas para brindar satisfacción y comodidad a las nuevas generaciones que, ya estaban ingresando al Club.
El primer vestuario que se termina es el de caballeros, pues el que se había usado hasta la fecha era totalmente inadecuado y de una precariedad peligrosa. Se lo equipó con 20 duchas, igual cantidad de gabinetes, totalmente azulejados y modernos, 9 estufas de 6.000 mcalorías cada una, roperos grandes y chicos, modernos y cómodos, debidamente abulonados en el piso y en el
techo, espejos de pie, y en su parte superior, un Solarium con bajada independiente a la pileta de natación.
Un recuerdo amable a los destartalados roperos del pasado, bohemios, de diverso formato y calidad, fácilmente desarmables por más cerrados que estuvieran. Eran completamente simbólicos, pero necesarios, hasta el punto de que como broma era común cuando algún jugador se estaba duchando o cambiando para estar presentable ante la novia para las «milonguitas» del domingo, el quitarle la puerta, que aparecía después de mucho buscarla en algún rincón del bosque, mientras la novia veía pasarse las horas sin poder bailar, apareciendo finalmente el esperado novio, húmedo, desaliñado, prometiendo un mejor comportamiento para el domingo siguiente…
Toda esta nueva época del club, imbuida del espíruto que la nueva C.D. denominó «Impulso-Constructor», fue de constante renovación.
En 1979, siempre guiados por la misma idea «Impulso-Constructor», se inauguran en el mes de Octubre los magníficos vestuarios de caballeros. No por eso se dejó de lado el mantenimiento del club, mejoras en todas las construcciones, y puesta al día de iluminación en las canchas de tenis, de arreglo de las vías cloacales y pluviales, cambios de piso de las canchas de tenis, etc.
Es en este año, bajo la presidencia del Kgo. Hugo Rodríguez Isarn, y teniendo en la Vicepresidencia al Sr. Héctor Barbotta, que la C.D. afirma «Aquello que parecía inalcanzable, hoy es una realidad…» Y era cierto. Era una espléndida realidad.
Durante los años siguientes sigue intensamente el mejoramiento y las obras nuevas . El cambio de mentalidad y la sincera amistad que reinaba entre los integrantes de la Comisión Directiva, llevan a cabo tareas ejecutivas y necesarias para mejorar todos los servicios del club tanto deportivos como sociales. En 1980 se construyen dos canchas de tenis con superficie semi-rápida y el ansiado pabellón de bochas, techado, iluminado y calefaccionado, con tres canchas para competición.
El 17 de Enero de 1982 el Circulo «I Trovatori» finalmente inaugura el vestuario de damas, con su baño y cambiador para bebés, sus espejos de pie y todos los detalles de refinamiento que se podían agregar a las duchas y a los gabinetes.
En este año se renuevan totalmente las mesas y sillas del buffet y se habilita la playa de estacionamiento subterránea que duplica la cantidad de cocheras para uso de los socios. Estas como obras principales. En esta oportunidad era Presidente el Sr. Juan José Canay y Vicepresidente Klgo. Néstor Rodríguez Isarn.
En 1983, el auge del volley-ball transforma a la cancha de basquet en un patio polideportivo, por lo cual se decide bajar el nivel de la misma para poder construir gradas en las cabeceras. Se coloca agua caliente en el sector de parrillas y se organiza un nuevo sector en la cocina camping para armarios y depósito de reposeras.
En 1984, se comienza a pensar en la necesidad de un gimnasio cubierto que sirva para los torneos de volley y basquet, para poder integrar las competencias zonales y nacionales de esos deportes. Así es como se encara el proyecto de un gimnasio nuevo y la remodelación del salón principal.
Es importante observar cómo, en la época en que el país había soportado en cuatro años una inflación del 16.400 por ciento, las comisiones directivas no perdieron de vista las ideas – objetivos que se habían propuesto. Obtener un club de futuro para sus hijos, que tuviera un presente con comodidades para sus pares y que ofreciera tranquilidad y tradición a sus mayores.
A medida que se iba renovando el club, ofrecía cada vez más comodidades a sus socios. Así es que en el año 1985 comienza el equipamiento de la biblioteca, se inicia la construcción del Salón Juvenil y la Sala .de Audiovisuales.
En poco tiempo la espaciosa biblioteca cuenta por medio de aportes y donaciones con 1.600 titulos cuidadosamente seleccionados, desde libros de referencia hasta los últimos best-se-llers, pasando por los clásicos, colecciones enteras y una serie de libros para niños. Es importante destacar la colaboración del Sr. Héctor Brihet y Flia., que a través de una importante donación de material de lectura contribuyeron para que nuestra querida biblioteca pueda ofrecer a sus asociados una excelente variedad de títulos. En 1987 se debieron ampliar las vitrinas pues la cantidad de libros en existencia era de 2.130 volúmenes, incluyendo los diarios que sábado, domingo y feriados se podían leer en sus cómodos sillones.
Es durante estos años en que se remodela completamente la cocina camping, se iluminan los tilos y se construyen dos grandes hornos en la cocina camping, donde los socios colocan pollos, lechones o simplemente batatas con cáscaras para comer en invierno. A1 mismo tiempo sufre remodelaciones la pileta de natación. Todas estas obras cuentan también con el inestimable asesoramiento y dirección del arquitecto Patpatian.
En la memoria del ejercicio cerrado en 1985, el presidente Hugo Rodríguez Isarn expresa lo siguiente: «Cuando aceptamos por segunda vez asumir la conducción de nuestro querido Círculo, no lo hicimos con las motivaciones que nos impulsaron aquella oportunidad , en ella teníamos objetivos que cambiaron radicalmente nuestra institución, con metas a corto, mediano y largo plazo que fueron cumplimentadas a través de los años, no solamente por nosotros, sino también para la Comisión que nos precedió, que nos permite tener en este momento un Club de especiales características del cual muchos nos sentimos orgullosos y que paradójicamente tuvo su mayor crecimiento en una década en la que el común denominador que caracterizó a nuestro país fue el estancamiento y la decadencia.»
En 1988, siendo presidente el Sr. Agustín Iorge Marino, y Vicepresidente el Kgo. Hugo Rodríguez Isarn, ya se encuentra en ejecución la primera etapa para la construcción del gimnasio cubierto, al mismo tiempo que se construye el Jardín de Infantes; En la memoria de 1989, el Presidente, Sr. Agustín Jorge Marino expresa el sentir de la CD. del Circulo «I Trovatori» con las siguientes palabras: «Hoy presentamos un balance que no nos conforma, que fue producto de una situación especial, extraordinaria, sin antecedentes, esa situación «la hiper», confiamos que nuestros dirigentes la solucionarán; pero nosotros, todos y cada uno de nosotros tendrá que hacer un análisis de lo dicho y de lo hecho, de recapacitar para que esta situación agria, ofensiva, descalificante, no nos vuelva a sorprender.»
Mientras tanto, el Círculo «I Trovatori» se apresta a cumplir el 23 de Marzo, cien años de vida.
En estos dias, en Marzo de 1990, el Círculo «I Trovatori» sigue construyendo, avanzando, con una visión coherente del futuro. Las nuevas generaciones ya no deben someterse al frío de la cancha de basquet con una remera numerada en la espalda para ganar en una competencia, un trofeo importante. Los deportes de equipo ocupan espacios cubiertos donde el entrenamiento y la confrontación entre equipos requiere pisos especiales, gradas y luces bajo techo.
El símbolo de las nuevas generaciones es el de la participación grupal, de actividades de conjunto, de competencias en ligas, de acceder a federaciones nacionales e internacionales. En esta época practicar un deporte de equipo es comunicarse, es vivir la juventud de una manera más amplia, más participativa. La soledad del maratonista ya no existe, un corredor entre decenas de miles atraviesa los puentes de su ciudad en una maratón, un punto más dentro de una columna de puntos que avanza rítmicamente como una marejada brillante por las calles de las ciudades. Un hombre no llega sólo al gol, solamente puede vencer si integra un equipo de once jugadores con la misma meta, con el mismo estilo y afán. Un equipo de volley comparte los golpes y comparte así los errores y aciertos. Un profesor de gimnasia necesita espacio techado para que sus alunos se entrenen. El basquet debe tener luz, para los días de invierno extremadamente cortos y oscuros, cuando unos y otros dejan su trabajo o estudios y acuden a entrenarse. El futuro es un joven sentado en las gradas coreando el nombre de su novia que compite con los colores de su club. O viceversa.
El Círculo «I Trovatori» está ocupandose de que ese futuro sea realidad.
Cuando se visita por primera vez el Club Círculo «I Trovatori» lo que más impresiona es la búsqueda de un nivel de excelencia. Por excelencia entendemos un grado de perfección fuera de lo común. Algo muy bien proyectado, muy bien hecho, manteniendo una constante tendencia de calidad y estetica. Los clubes tienen una vida intima, donde la realidad muchas veces está por debajo de la reputación de la institución. No es el caso de «I Trovatori». La intimidad del Círculo se descubre en los excelentes vestuarios, sus amplios gabinetes, sus duchas, pequeños detalles como la grifería de diseño, grandes detalles como un baño de bebes con bachas de acero y duchas flexibles y una amplia mesada de granito para los más pequeños socios del «I Trovatori» y la comodidad de sus jóvenes mamás.
La excelente calefacción en todos los ambientes del club, desde la cocina camping hasta la biblioteca, los ventiladores, la cuidadosa iluminación alternando la luz artificial y natural, el refinamiento del sauna, la excelente selección de títulos de la biblioteca, con libros accesibles a todos los gustos y necesidades. Las sombrillas y reposeras y sillones de la pileta, su iluminación, y la elasticidad de sus horarios cuando el día es excesivamente caluroso, permiten una vida deportiva y social para todas las generaciones y todas las necesidades, amparadas por la pulcritud, el espacio bien organizado, la buena atención del personal.
Mirando hacia el pasado, hacia el comienzo mismo de la fundación del Circulo «I Trovatori» es dable observar la coincidencia constante de épocas muy duras para el país junto a hitos de desarrollo fundamental para la permanencia y crecimiento de la Institución «I Trovatori».
Es tan coincidente este tipo de correlación entre la declinación económica de ciertas épocas del país y el denodado esfuerzo de una institución para seguir creciendo y aglutinando cada vez con más fuerza a sus integrantes, generación tras generación, que asombra y conmueve al cronista.
Desde los primitivos fundadores, esos genoveses seguros de lo que querían, hasta los socios de hoy en día, corre una idea común, una misma sensibilidad.
Un grupo de amigos, sus familias y sus descendientes. Gente de trabajo, gente que quiere lo mejor para su familia, para su país. No tienen dudas paralizantes ni temen al futuro, Los problemas de una Argentina que cambia y se metamorfosea no los detienen, ellos saben que lo que quieren sólo lo pueden obtener con el esfuerzo propio, continuo, tenaz, ascendente. El Circulo «I Trovatori» es un círculo fuerte, organizado, de un grupo de familias que buscan su pequeño lugar en el sol, que mejoran constantemente lo que han obtenido, que conocen la importancia del esfuerzo acumulado.
Recordamos la comparsa del carnaval del año 1895, con sus jinetes, trajeados y de peluca, brillantes monturas y gallardos caballos. El trompa contratado que detiene la marea de sonidos y música del corso. Los carros con sus imponentes arpas tañendo.
Las luces de bengala de colores, la suelta de palomas, la marcha compuesta para la ocasión, las voces del coro y el tenor, el bellísimo sonido de los instrumentos de cuerda, los muchachos jóvenes, las ropas renacentistas. El enorme estandarte diciendo quiénes eran, el nivel de organización, la eficiencia, la armonía del conjunto en su góndola veneciana, entrando con sus luces y su música afiatada, creada para la ocasión. Esta comparsa que había sido planeada cuidadosamente fundó una institución, un Círculo de amigos que a través de un siglo, jamás dejó de exigirse a sí mismo un nivel de excelencia que cada miembro llevaba en su corazón. Esta exigencia constante, el orgullo de depender de sus propios recursos y contar con sus fuerzas, este acto de amor que es el Círculo «I Trovatori» y que hace cien años que sigue uniendo familias y creciendo en un país que crece también, el país profundo de la buena gente, de los amigos, de las familias, de los nietos, donde nuevos socios y nuevas propuestas exigen lo mejor de cada uno. Finalmente, en todo momento, en toda época, la Argentina es un acto de amor continuo, una realidad de sólo 180 años de edad.
El Círculo «I Trovatori» la acompaña desde hace cien años.